El Elemento Agua

“Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo”. Jacques Cousteau.

El elemento del agua nutre la emoción y la intuición. Su energía permite que la creatividad se realice y que la emotividad fluya. Cuando nos encontramos desequilibrados nos convertimos en inflexibles.  ¡Permite que el agua reactive el movimiento en tu vida!.

El agua contiene el ciclo de la vida en sí misma, su movimiento continuo le permite ser diferentes formas y todas a la vez, además está presente en los tres estados de la materia en nuestro planeta. No solo fluye, su característica principal, sino que su ciclo natural es fluir. El Agua es una gran maestra en la enseñanza de la vida, y de cómo se ha de vivir en Gaia. El agua tiene el poder de la transformación y es siempre cambiante, en su ciclo nunca es la misma.

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El agua absorbe nuestros pensamientos (elemento aire), por eso es tan importante cultivar el aire antes de calmar nuestra sed con Agua (me refiero a cualquier tipo de sed no solo la física). Es por esto que uno cuida su mente, para equilibrar su agua. Ella representa nuestro cuerpo emocional, que se encuentra bajo el influjo de la Luna (igual que toda el agua del planeta).

Hace tiempo que escribí un artículo sobre el elemento aire, tal como escribí, el equilibrio de las sustancias que existen en el aire es quien permite la vida en la tierra, es decir, del aire surge el agua de donde nace la vida. Tal como cuentan las leyendas primero surgió la palabra, la idea o ensoñación y en medio del mar, flujo continuo de vida, surgió la vida.

El agua es un elemento femenino, relacionado con el otoño, la fertilidad, y la vida. El ideograma hebraico Mam tiene los significados de madre, vida, vientre y mar. Como vemos siempre se ha identificado el agua con la vida y con el que da la vida. En el sacramento del bautismo el agua representa renacer a una nueva vida.

El agua calma y tranquiliza. Nos lleva a un estado de relajación, pues permite sincronizarnos y reequilibrarnos, nos sintoniza con la partícula original de vida, realizando un reseteo en nuestro ser. Nuestro planeta Tierra tiene un 75% de agua y nuestro cuerpo también. El comienzo de nuestra vida surge de la unión del esperma con el óvulo en un medio acuoso, y en los primeros meses de encarnación vivimos en el líquido amniótico que nos alimenta y protege.  El agua es el elemento que mejor caracteriza nuestra humanidad y a nuestro planeta.

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza.” Leonardo da Vinci.

El agua es un conductor, un transmisor y un conector con la fuente divina. El ritmo del agua como fuente, rio o mar nos lleva a un estado alterado de conciencia que alimenta nuestros sueños. Su fuerza nos permite llegar a las memorias antiguas permitiendo su limpieza. Su fluidez nos enseña a como caminar con confianza y entrega en nuestra vida. Nos recuerda que la vida es un juego y que nuestra misión esencial es jugar en Gaia.

El agua es incontenible y cambiante, enseñándonos que todo se transforma, su enseñanza se basa en confiar en que todo ciclo vital se cumple y que cumpliremos el nuestro. Nos habla de disponibilidad, entrega, perdón, gratitud y agradecimiento.

Los lugares de agua nos invitan a la reflexión, a soltar y dejar ir. Cuando hay una fuente, un pozo o el mar, cada uno de diversas maneras nos conectan con el otro lado, pues el agua es un portal entre mundos. Cada forma de agua en la tierra lleva consigo diferentes atributos, un manantial tiene frescura, un lago profundidad, el mar es insondable, una cascada aventurera, la lluvia bendice y las inundaciones arrasan….con lo que cada una de sus formas nos ayuda de maneras totalmente diferentes a equilibrar nuestro patrón energético.  Pasar tiempo junto a un lugar de agua nos lleva a la niñez.

El reino del mar se relaciona con el mundo de las emociones, el inconsciente y el mundo onírico. En las tradiciones antiguas  este reino es el mundo arquetípico que debe atravesar el héroe donde se sumerge y enfrenta con sus grandes heridas, sus  profundas emociones, y sus más sentidas pérdidas.

El agua nos da nuestro propio reflejo, para lo bueno y para lo malo, es un elemento de autoconocimiento que según profundicemos en él, tal como el héroe, nos enfrentaremos a los monstruos que duermen bajo nuestra superficie.

Los rituales asociados al agua, siempre están relacionados con sus características, así se realizan limpiezas, sanación, conexión y la reactivación emocional. Es utilizada en rituales mágicos de Amor y compasión, autodescubrimiento e inspiración artística. Así como es muy útil para el reequilibrio, introspección, autoestima y la armonía… Es posible trabajar con sus elementales para crear lagos a los cuales acudir para pedir deseos, hacer consultas o tener orientación mágica.

Según sea nuestra relación con el elemento agua, así será nuestra forma de ver el mundo y de relacionarnos con él.

Para poder seguir reflexionando sobre  este bello elemento, transcribo un resumen de sus correspondencias básicas.

Elemento Agua y correspondencias: 

Color: Azul

Tipo de energía: femenino receptiva

Estación: Otoño

Signos astrológicos: Cáncer, Escorpio y Piscis

Plantas: sauce, tejo, sauco, vid y manzano

Animales: peces, ballenas, tortugas, rana y el gato.

Representaciones: Cáliz, espejo, conchas, caldero y aceites rituales.

Momento del día: atardecer

Edad: Madurez y adultez

Elemental: Ondinas

Sentido: oído tacto y gusto

Punto cardinal: Oeste

Profesiones: pescador, marinero, diseñador, matronas, terapeutas, submarinistas, investigación, actor, sacerdotes y sacerdotisas, médicos, héroes, psicólogos, psiquiatras, madres, am@s de casa, inspiradores, …

Palabra relacionada: Confiar

© Susana Ortega