La llamada del Camino


 

Autora: Susana Ortega, exploradora incansable de mundos invisibles. Contadora de historias y viajera en el tiempo.

Ya 25 de Julio, día de Santiago.

Recién llegada de Marruecos, he sentido el impulso de Escribir. 

Hoy se cumple un año desde que partiera de Saint Jean Pied de port, comenzando mi aventura de El Camino de Santiago.  Mi mochila y mi diario, tejidos con el material con el que están hechos los sueños, se convirtieron en mi confesores, mi impulso y compañía. 

Ante mí, El Camino, 789 kilómetros de bellos paisajes, espiritualidad, aprendizaje, compañerismo, diversión y, pasos, muchísimos pasos. 

El Espíritu del Camino me había llamado. Un espíritu que había estado mudo y silencioso mucho tiempo, esperando el momento más “adecuado” para enviarme su invitación. 

Tiene gracia que comience a escribir justo un año después de mi partida. Siempre he tardado un año en asimilar la energía de un Lugar Sagrado. Tiempo que permite profundizar en el lugar y en la experiencia para extraer relevantes conclusiones.

Este post es el comienzo de una serie de artículos sobre el Camino de Santiago. Mi objetivo no es crear una guía de viaje, sino compartir experiencias y curiosidades de cómo opera la Magia del Camino. ✨✨✨. 

Titubeé un instante antes de echarme la mochila a la espalda, 

llena de dudas comencé a Caminar. 

¿hasta dónde llegaría? 

¿sería buena peregrina? 

¿estaba preparada? 


Parece cómico como nuestro interior alberga dudas, de las que apenas somos conscientes, y solo aparecen cuando emprendemos la marcha.

La emoción me embargó cuando me entregaron la credencial del Camino. Lagrimas rodaron por mis mejillas al salir de la casa del peregrino, en Saint Jean Pied de POrt.

Mi objetivo no era Santiago. Mi objetivo era el mismísimo Camino. Soy buena estudiante, pero dura de mollera, y para aprender bien las lecciones que El Camino tuviera que enseñarme, quería dedicar mucho tiempo a Mi Camino.

¿Porqué comencé en Francia? sería fácil responder esta pregunta con: “Seguí el Camino Francés y quería darle sentido”. La verdad:  Quería caminar muchísimo, sentir la experiencia de la forma más completa. Tenía tiempo, tenía ganas y, una amiga que visitar en Anglet (Francia), apenas a 50 km de St Jean Pied de Port. Que hubiera 33 etapas por delante de mí, se convirtió en un aliciente para terminar de decidirme, pues el número 33 es mi número y el de Viajes Sagrados. 

Había escuchado y leído diferentes historias sobre El Camino. Pero, no hay nada como realizar el Camino, para darse cuenta de cómo las palabras quedan cortas y no llegan a transmitir la huella, que El Camino deja en ti.

 

Motivos para emprender El Camino

 

Comenzaba mi Camino tocada a diferentes niveles: 

    • Rota, a nivel emocional: mi matrimonio quedaba atrás, decisión que vivía como un fracaso. En esto, mi gata murió, parecerá no muy importante pero, ella era un fuerte apoyo emocional, para mí.

    • Perdida, a nivel espiritual: me encontraba en el fin de una etapa vital, sin percibir nada de la siguiente. Mi inspiración se había tomado unas vacaciones y, la cachonda, no había dejado ni siquiera una nota indicando si, algún día, volvería.

    • Estresada y con ansiedad, en el plano más físico.  Es bonita la frase: el fin de una etapa. pero,¿con qué me ganaría la vida?

Quería encontrarme y
decidí partir en mi Búsqueda.
— Susana Ortega

Partí con la mochila tejida de sueños y llena de cargas. Al igual que multitud de peregrinos en los que me veía reflejada.

En mi primera etapa de St Jean Pied de Port (San Juan pie de puerto) a Roncesvalles, conocí a Sabina, una joven mujer de Suiza. No sé en donde había comenzado El Camino pero, no se consideraba una peregrina, no tenía intención de llegar a Santiago, solo quería realizar varias etapas de montaña. No quise juzgarla pero, lo hice: en mi diario la describiría como altiva, distante y desconcertante. No sé porque me fijé en ella, era parte de un grupo de seis personas con el que compartí la bajada a Roncesvalles. En realidad, no hablamos mucho, ¿porque escribiría sobre ella en mi diario?

Dos días más tarde, Theo (alemán) que también fue parte de ese grupo, me comentó que a Sabina le habían dado dos años de vida. Entonces, entendí su enfado y comprendí porque caminaba como si la vida se le estuviera escapando de entre las manos. 

Me vi, en ella, reflejada, no porque me estuviera muriendo, sino porque me tomaba la vida con prisa, como si huyera, ¿era este mi ritmo vital? a lo largo del camino tuve un desconcertante descubrimiento: el ritmo con el que vivía, no era mi verdadero ritmo 

Tras la cena en Roncesvalles, no volví a ver a Sabina. 

Días más tarde anotaría en mi diario: evita juzgar, pues desconoces la verdad de lo que cada uno esconde.

Seis jornadas más tarde, en la etapa que termina en los Arcos, me topé con un joven alto, moreno, apuesto y muy agradable. Su nombre Cristobal, de Mexico. Le habían recomendado parar en cada pueblo a tomar un café y, así hacia. Una recomendación que pronto convertí en hábito. Y en un Café, nos encontramos. Al levantarnos, para seguir caminando, me di cuenta que andaba lesionado. La casualidad hacía que me molestara el talón de Aquiles y que nuestro paso se acomodara. Cristobal no solo llevaba la pierna lesionada, también llevaba herido el corazón. Un corazón lleno de vida, el cual abrió de par en par, como si fuera una ventana. Un regalo del destino. Le habían dejado y, no sabía si esperarla o seguir adelante con su vida. Me pareció extraña su dicotomía; esta vez, no juzgue, que la Diosa me libre tras lo de Sabina. Opté por preguntar esta vez ¿porque dudas? una vidente le había “predicho”(esto sucedería antes de conocer a esta exnovia), que su siguiente pareja, sería la mujer de su vida. Este hecho había instalado en su fuero interno la pregunta ¿y si es ELLA?

Cada palabra que decimos esta llena de poder:

Poder que libera y sana o Poder que enferma y atrapa.

Cristobal llegaría a los Arcos muy tocado con su rodilla, creo que descasó una etapa y siguió adelante con su Camino. Al menos, eso espero. A él, tampoco volvería a verle.

El Camino es como la vida, unas personas nos acompañan un largo trecho y otras son estrellas fugaces, que vemos en una noche estrellada. De antemano nunca sabemos quién tendrá el poder de sanarte con sus palabras. 

Tras mi etapa junto a Cristobal, caminé parte de una etapa con Kimberly; una bella y sabia mujer de Canada. Ya habíamos compartido algún momento juntas (un descanso, un café), en esta ocasión anduvimos juntas un largo trecho, en silencio. Sin venir a cuento, comenzó a hablar de su padre que murió en plena pandemia, del que no había podido despedirse apropiadamente. Siguió hablando de él hasta confesarme que aquella mañana, tras siete jornadas caminando, había roto a llorar. Al hacerlo, había sentido como un peso se desprendía de ella, el cansancio la hubiera invitado a soltar el dolor que su cuerpo retenía, emociones antiguas que llevaba mucho tiempo cargando: ira, rabia, tristeza y desazón. Como si para continuar camino, el cuerpo necesitara aligerar sus cargas. 

Esa misma mañana, al ver amanecer, yo también había llorado desconsoladamente.

Kimberly quedó a dormir en Viana lugar donde sentí al verdadero ESPIRITU DEL CAMINO. (esta aventura la dejaremos para otro post)

Yo seguí mi camino, hacia Logroño. 

Existen tantos motivos de peregrinar como peregrinos: Estudiantes que les han recomendado el Camino para enfocar su vida, deportistas para ejercitarse, hay quien ha dejado su trabajo y quiere hacer un descanso para provocar un cambio de vida, quien esta de baja por estrés y ansiedad, quien había decidido realizar el camino con su pareja y “por alguna razón” ha de realizarlo solo. Quién cumple una promesa. El que hace su primer camino y, aquel que lleva noventa caminos a sus espaldas. Otros, solo hacen una etapa del Camino, y quien comenzó, meses atrás, en Paris, Roma o incluso desde más lejos. También están aquellos que llevan un duelo, quien solo piensa en ligar, y quien quiere solo disfrutar. Todos tienen una cosa en común: están en LA BUSQUEDA. 

Y, ¿qué es lo que buscan? : VIVIR plenamente.

El Camino enseña a vivir, a disfrutar

y a percibir el mundo que nos rodea,

de otra manera.

En mi propia búsqueda decidí realizar el camino sola. Te compartiré mis motivos en el siguiente post. 

Ahora te toca a ti: Te animo a abrir tu corazón a través de tus palabras. Me encantará saber de ti y conocer tus motivos por los que has realizado o quieres realizar el Camino hacia Santiago.

Un guiño de hada, de hada peregrina.

© Susana Ortega

 

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