Rhianon
Rhiannon había sido prometida en matrimonio a un ser del que no estaba enamorada. La Diosa desafiando el deseo de su familia, decidió casarse de quien si lo estaba, Pwyll, un dulce mortal… y he aquí su historia:
Un día los compañeros de Pwyll le retaron a acercarse a la colina de Aberth, en la que se producía un suceso sobrenatural, del que si no fuera digno podría llevarle a la muerte. Pwyll aceptó el reto y al día siguiente subió a la colina, mientras estaba esperando observó como pasaba galopando la mujer más bella que en su vida había visto. Esta mujer era alta y elegante, con cabellos ondulados de un color cobrizo. Ella iba vestida con un vestido ligero emanando luz y belleza. Sin pensarlo, Pwyll envió a uno sus siervos tras ella, y por más que lo intentó no pudo darle alcance.
En el templo de la Diosa
Al día siguiente Pwyll mandó que custodiaran el camino para que cuando la Diosa pasara pudieran atraparla. Sin embargo, ella pasó galopando sin apuro alguno y Pwyll se quedó con las ganas de tenerla más cerca. Para el tercer día, decidió salir el mismo tras ella, montó su caballo para alcanzar a la mujer que le había robado el corazón. Una vez ella apareció, arreó al caballo con fuerza pero no pudo darle alcance. Cuanto más corría su caballo, más lejana se encontraba Rhianon.
-Por aquello que más ames, por favor detente!
Y la bella mujer se paró ante sus súplicas.
-¿Por que no habías parado antes, cuando veías que te perseguía?-Preguntó Pwyll intrigado.
-Por que no me lo habías pedido-respondió la Diosa.
-Y ¿que es aquello que tanto amas que ha conseguido que te detuvieras?-Volvió a preguntar
Rhianon le explicó su historia, que había venido del reino de las hadas por que se había enamorado de el. Pwyll la pidió en matrimonio inmediatamente, a lo que Rhianon accedió con la condición de que la boda se celebrara un año después. Dicho ésto montó su caballo y volvió a internarse en el bosque donde desapareció.
Trascurrido el año, Pwyll regresó a la colina junto con sus hombres para celebrar su matrimonio. Rhianon, tal como había prometido, acudió a la cita. Rhianon invitó a que la siguieran en el bosque, todos se pusieron en marcha, temerosos de lo que sucedía; Según se adentraban en la foresta,el camino se abría ante ellos y según pasaban, éste se cerraba. Al llegar a un claro una bandada de siete pájaros negros comenzó a entonar una música exquisita. La canción calmó los temores de los hombres y no tardaron en llegar al castillo del padre de Rhianon.
Tras la ceremonia todo fue fiesta y algarabía. Una vez acabada, Rhianon junto con su marido partieron hacia Gales donde ella sería presentada como la nueva princesa.
Rhianon fue muy bien acogida, su belleza era tal que todo el mundo quedaba prendido de ella. El tiempo fue pasando y la Diosa no quedaba embarazada. Poco a poco los hombres y mujeres del reino comenzaron a pensar que no era digna de ser su reina. Al año siguiente Rhianon quedó embarazada y la reina pensó que su suerte había cambiado, sin embargo, su realidad sería bien distinta.
Cuando el niño nació todo fue felicidad y alegría. El retoño lleno de felicidad a Pwyll y Rhianon.
Tal como era costumbre, seis nodrizas cuidaban al bebe cada noche, para que su Madre pudiera reponerse del parto. La víspera de la fiesta de Beltane, las nodrizas que velaban al bebe se quedaron dormidas y al despertar el niño había desaparecido. Por miedo a las consecuencias, urdieron un plan para librarse de la clupa. Entre todas mataron un perro y esparcieron su sangre por la cama de Rhianon.
Al despertar, la Diosa pidió que le trajeran a su hijo, las nodrizas le explicaron como por la noche se había levantado y con una furia atroz le había matado y se lo había comido. La Diosa se miró las manos llenas de sangre e inmediatamente se dio cuenta que había caído en una trampa. Pwyll aunque no quería creerlo, la culpó de lo sucedido; siguió con ella por el amor que la procesaba pero, le impuso un castigo para expiar su culpa. Cada mañana estaría en la entrada de la fortaleza y contaría su historia a todo el que llegara, a la par que se ofreciera a llevarlos a sus espaldas hasta la puerta del castillo.
Rhianon no protesto y aceptó su castigo, en su seno lamentaba haberse apartado de los suyos, del reino de las hadas. Ella tenía la certeza de que su hijo seguía vivo y que vivía en algún lugar del reino, si quedaba en la tierra podría encontrarlo.
Tras siete años soportando su castigo, la historia de Rhianon llegó a todos los rincones del reino. La entereza de ella le devolvió el favor del pueblo que empezó a cuestionarse si realmente había cometido tal vil hazaña.
Un día, un hombre y un niño llegaron al castillo. Como todos los días, Rhianon comenzó a contar su historia y el hombre la paró en seco. Le enseño una tela que la Diosa reconoció como la tela que había tejido para su hijo. El hombre le explicó que siete años atrás en la víspera de Beltane, fue al establo por que su yegua estaba dando a luz. Todos los años un demonio se llevaba a la cría y había decidido darle su merecido. Nada mas sentir un ruido, salió de su escondite para espantar al visitante. Consiguió su propósito pero con las prisas, el demonio dejó atrás un niño. Hacía una semana que había llegado a sus oídos la historia de la reina e inmediatamente tuvo la certeza de que el niño era el hijo del rey.
Pryderi, el niño, era la viva imagen del rey, con lo que fue reconocido como tal. Rhianon recuperó el honor y perdonó la desconfianza de su marido y con ello regreso la paz y la unidad al reino.